15.4.07

Xanica















Es el olor a pasto seco esparcido en el aire
Es la añoranza son los recuerdos
El tibio sol de la montaña
El horizonte a nuestro alcance
Frontera de la realidad y el sueño
La voz de nuestros padres sus anhelos
El dulce arrullo de la niebla
Con voz de madre enternecida
Esos cantos bastaron para fraguar nuestra esperanza
Los cantones La casa de piedra
Juegos que demoraron el paso de la infancia
En el corazón que late emocionado
Ahí se guarda esa raíz fecunda
Ese mítico guarumbo aya del cafeto
Guardián de su luz y su memoria
Testigo de rústicas historias tejidas
Por la voz de los abuelos
El Paso de la Hamaca
Sobre el río que corre enérgico
Es un pulso de aventura
En el vientre de la extensa serranía
Que hoy se mira desde lejos
Las fincas con sus arduos laboríos
Invadidas por la selva se durmieron
En la absorta brevedad del tiempo
Sin embargo no hay nada más vivo
Que el recuerdo
El nos hizo venir desde el presente
Para confirmar esta sospecha
No hay fuerza que pueda borrar
El amor en los ojos de esa aurora
Alentada por andanzas y por vuelos
Una luz tramontana nos dibuja
Sobre el abra evidente del silencio
Por donde la paloma patacú
Se evade sin prisa
Llevo el corazón henchido el alma a cuestas
El olor a pasto seco se repite
Como un motivo que subordina al tedio
Somos deudores de la misma sangre y con nosotros
La sangre nueva se alecciona
Nuestros pasos se urden desde la voz autóctona
Bajo la luna clara y cada vez así nos maravilla
El proverbio de los hombres sencillos
El nido de sus almas
Ahora esta fiesta de amor es por los que ya no están
Nuestros padres que justo se abrazaron sobre esa colina
Testificados por la alta sabana
Urdida por duendes y murmullos equinos
Pastando casi en las nubes
En otro lugar no se puede estar más cerca del cielo
Viviremos desde hoy de su equinoccio
Y su piedra lunar dispersa en otra ruta
El viento llora a sesgos la memoria
Pero de forma intempestiva
Los promontorios y las cuestas nos atrapan
Es el abrazo que hemos venido a buscar
Para prodigarlo a nuestros hijos
Así jamás olvidarán al guarumbo
El olor del café
Y a la montaña.

2 comentarios:

Francisco Ziga dijo...

AMIGO AMAYA
Felicidades por tu blog, está de rajamadre, transpira sensibilidad zipoliteña. Otra cosa no puede crearse en el arrullo de Punta Cometa y sus destellos de meridionales piedras en algún tiempo observadas por quienes soñaron con el Corral de Piedras.
Salud
Ziga
http://francisco-ziga.blogspot.com

Fernando Amaya dijo...

Gracias Ziga, ya vez creo que subir al Cerro del Vigía tiene sus buenos resultados. Observas lejanos horizontes que te llevan a otros y luego a la poesía. Estamos.