
Bueno, y si no me duermo que?
Me la paso soñando despierto a esta morena. Es el rubro de la dicha,
el amor pleno naciendo a cada instante.
Si mis días diurnos se vuelven de veinticuatro horas que más da,
vale la pena suspirar a esta mujer las tantas horas que el día quiera tener.
Qué más da,
solo por ella.
4 comentarios:
Hola soñador de morenas, amanuense de las madrugadas en paro (me refiero a los magisteriales), mentor de la cafeina, sigue abonando con tu verso las raizes de ese guanacastle que se ha salido de la selva y que ahora quiere hechar sus raices temporales en el valle.
Raíces, quise decir, of course.
Y ahora quiere echar su ancla en los arrecifes del Valle de Oaxaca.
Ahí, frío, amigo; pero de día es un infierno el valle, mezcal ya no... solo el invisible que destilan las mujeres... López Velarde dice
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