
El buey se puso romántico y le llevó a la vaca un ramo de rosas. La cornuda lo miró con enfado y le dijo: "No seas buey, yo soy vaca, no vieja" "Si quieres verme feliz, tráeme un puño de zacate o una barcina de totomoxle" El buen bovino se puso triste, optó por retirarse a leer poemas de Manuel Acuña y a escuchar música de Agustín Lara. Ah que difícil comprender a una vaca indiferente a los pálpitos del romanticismo, y pensar que hasta había querido llevarle serenata con el trío de animales donde el caballo canta la primera; el mulo, la segunda; y el burro, la tercera. A buena hora desistió. Se fué con los cuates a beber cerveza por el aguaje de la palotada, y, ya en punto pedo, se acordo de la yegua baya que vaya ya en una ocasión se había brincado la valla con él. Pero, esta vez, donosa, la crinuda, cuando se le iba a la ubre le contestó: "No mames, recuerda que somos incompatibles"
2 comentarios:
Me gusta tu cuentominimo ¿es acaso, glosa de una confesion cantinera?
Allá por los ochenta, en la cantina de miña
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