23.8.07
ENCUENTRO DE NIÑOS NEGROS E ÍNDIGENAS DE LA COSTA CHICA DE OAXACA.
El evento resultó ser una experiencia aleccionadora, en todos los aspectos. Marca un precedente en la organización de eventos comunitarios. Se rompieron viejos mitos, que descartaban la posibilidad de unir a dos grandes pueblos, el negro y el indígena. Como si históricamente, no hubiéramos compartido los mismos dolores y penurias, como si la actualidad fuera más benevolente con unos que con otros. Está claro que los espacios de control y dominio que, desafortunadamente, los involucran también, a través de partidos políticos, grupos religiosos, dependencias oficiales y no, sostienen el mito de la incompatibilidad racial, para su beneficio. Nuestros pueblos, el indio y el negro, ya una vez se unieron y protagonizaron los cambios sociales que definieron la historia de México.
La integración de niños y niñas indígenas y negros, se dio de manera natural, demostrando así que sus pulsos de vida no son ajenos, que la humanidad lejos de la carroña de la discriminación, lejos de los clamores de la auto conmiseración, funciona con la lógica de lo factible, en términos de los intereses comunes: a los chiquillos les interesaba jugar, y es lo que hicieron. Jugaron a pintar, a declamar, a cantar y como primer paso jugaron a jugar, en ese juego que no tiene edad y que nos proyecta como seres humanos aquí y en El Vaticano, el juego de la vida.
En relación al taller de canto popular, que me tocó coordinar, pude percibir, que la sensibilidad de los pequeños se complementa maravillosamente, los negros son el ritmo encarnado, en ellos percute, la umbría de selvas vetustas pero también el tambor de la liberación. Los indios me hicieron recordar al niño Guy de Canek, son una sensibilidad melódica especial; la armonía es para todos.
Como evidencia de lo dicho, ahí les dejamos un corrido, una chilena y un son hecho por ellos, son sus palabras atrapadas en los ocho golpes silábicos de la copla. Sumar o restar fue el secreto para que el canto se vertiera sin problemas. En el proceso de integración, solo sumar.
Somos, estamos, existimos: buscando un lugar para todos.
Corralero Oax., agosto del 2007.
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