No tenemos razón porque ya todo está decidido, siempre habrá pocos que disfruten mucho y muchos que disfruten poco para que esos pocos gocen de un confort que, innegablemente, se lo han ganado a pulso.
No tenemos ni una pizca de maldita razón, porque en todas las comunidades de Oaxaca hay campos de golf y canchas de tenis, albercas en las secundarias y prepas, y chapoteaderos en los jardines de niños.
No nos asiste la escuálida y putañera razón porque el derecho a huelga y a manifestarse, son la polilla de la democracia, y a todo aquel que se manifieste y se ponga en huelga hay que tundirlo a palos, abrirlo en canal y colocar su cabeza en una pica, si se puede allá cerca de la Alhóndiga de Granaditas.
No nos asiste la misérrima razón, porque ahora instruir es igual a educar y sólo se educa aquel que domina a la perfección las ecuaciones cuadráticas, la morfosintaxis y el método de óxido-reducción.
Una vez más no nos asiste la razón, porque sólo a un Movimiento perfecto le asiste la razón, aquel que marcha sobre las banquetas y coloca una banderita blanca en la ventila de su cubículo, aula o retrete donde se desempeñe.
No nos asiste la íngrima y absurda razón porque algunos movimientos ciudadanos son buenos y otros malos; algunos necesarios y otros innecesarios y sólo cuando sobrevengan guerras y catástrofes habría que suspender las sacrosantas clases.
No nos asiste la pútrida razón, porque hay que seguir alimentando al lobo del sistema, reproduciéndolo, consintiéndolo, hasta que nos devore a todos con todas las razones habidas y por haber.
Y por último, jamás nos asistirá la razón porque todos los líderes, por línea genética, son corruptos y todos los liderados somos pendejos por antonomasia, con excepción de los que no son líderes, ni militantes de la vida, aunque sea.
Ah, décima, si no no es decálogo: “The answer, my friend, is blowing in the wind.”
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