28.7.07
CARTA FICTICIA A UN PERIÓDICO DE LA COSTA.
Srs. Míos:
En relación a una nota publicada por ustedes en días pasados, quiero hacer algunas aclaraciones, tal vez innecesarias, pero útiles.
Mi nombre es Fernando y no soy de estos lugares. Vivo a mil metros sobre el nivel del mar, en un espacio inédito, donde los perros platican con las mariposas y el mismo sol se abochorna sólo. Es improbable que haya estado en el lugar que dicen, con la persona que dicen, lo aclaro porque esto le puede afectar a ella, toda vez (expresión detestable) que, en ocasiones, el asociar un bidón con una doncella, resulta molesto. En comparación conmigo, Cuasimodo es un halago; el Hombre Elefante, un motete de Palestrina. Por favor srs. de tal periódico, no traten de desviar el sentido de la lógica, con turrones no se hace la revolución. Por tanto, les pido, que en el siguiente número, inserten una nota aclaratoria, donde anoten lo que les estoy diciendo, y en aras de la ética periodística, lo hagan con sus puntos y sus comas. También es probable que alguno de ustedes me pueda conseguir unos gramos de olvido, para dar vuelta a la hoja de este episodio de no muy felices recordaciones, puesto que, al decirles de donde soy, sabrán que esta especie ha causado estragos en el curso normal de la vida de las plantas; verbi gracia: ayer un soto de majagua se puso a corear peteneras, y hoy amaneció alegre el árbol del llanto. Ya con esta me despido de la costa lisonjera, les juro que yo soy otro, no el que dicen que era. Nihil obstat.
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