Al son de la tarola

Al terminar el proyecto de grabación "Tonada de mar" que emprendimos con Héctor Díaz del 2006 al 2007, con arreglos de él y de Hebert Rasgado (qepd), y teniendo como base la participación de Son Fusión, empezamos a proyectar una propuesta respaldada por el PACMYC 2007, con canciones de corte popular, buscando las bases sonoras y rítmicas, en las formas musicales tradicionales del área de la Costa Oaxaqueña, entonces referimos el merequetengue al son costeño, y la charanga y la cumbia, a los ritmos colombianos que estuvieron en su gestación. Los requerimentos melódicos y rítmicos del proyecto, nos llevaron a incorporar al formato de Son Fusión, a Arodi Martínez, que regularmente toca con el grupo, para que hiciera, con su prodigiosa habilidad, los saxofones en los cortes que lo ameritaron. Con ese mismo criterio, Manuel Cruz contribuyó con su destreza tocando los teclados. La combinación de estos timbres es el distintivo melódico del disco "Al son de la tarola". Desde que iniciamos el trabajo, Héctor mostró un interés especial por el entramado de la base rítmica, que debería ser rica en colorido y movimiento, extendiéndose por los registros graves, con habilidad y consitencia. Por eso, a la contribución confiable y eficiente de Lucio Jiménez, percusionista constante del cuarteto, se sumaron la alegría y el "jícamo" de Armando Medina. Necesariamente, esta retama rítmica y melódica, ameritaba una sonoridad rotunda en el bajo, y fue el director de Son Fusión, Ornel Jiménez, quien ofreció, gentilmente, su respaldo ejecutando este instrumento que conoce merced a su dedicación y dotes naturales. Los arreglos, la dirección musical, así como la base armónica quedaron confiados a la intuición acertada de Héctor Díaz, a su guitarra prodigiosa y fraterna. Con todos ellos, para todos ellos, mi agradecimiento, mi reconocimiento y sobre todo mi afecto total, sin reservas, sin ambajes, por su sapiente paciencia para con el autor de los temas, quién canto, hagan de cuenta, desde la borda de su vieja barca, para alegrar a su gente, la del barrio, la del pueblo, la del arrabal, a donde llegó, no para siempre, solo un momento acá en la tierra. Puerto Ángel Oaxaca, agosto del 2008.

En "Al son de la tarola" planteamos la recreación de ritmos que suenan en el corazón del pueblo. Alegrías que se bailan sobre la greda, la arena, y otros sitios inusuales que el buen ánimo no descarta para mover los cartílagos y el cieso. Son doce cortes, considerando dos sones costeños, dos charangas, un porro, un paseo y un vallenato; dos boleros, un pasillo sudamericano, una balada por tres cuartos y el Huaynocumbé con que abrimos este Space. Este último, el huaynocumbé, se dio en coautoría con Héctor; y Arodi, con sus improptus, también toma parte en la creación del tema; bueno, este corte, especialmente, es de toda la banda, porque hay más de creatividad y libre disertación que un tema único. Mi contribución en este caso es el huayno que se escucha en el cuerpo central del número. Está inspirado en un personaje de la novela "Los perros hambrientos" de Ciro Alegría. Antuca, se llama la niña que es el alma de esta excelsa narrativa, una pastorcita de la puna, que platica con sus perros y les confía la esperanza de mejores tiempos. En estos tiempos de fárrago y globalización, conservar nuestras formas de expresión y convivencia, es un asunto urgente. No dudamos que hay beneficios en el uso de estos medios que franquean los límites territoriales y espirituales. Pero está claro que hay una interpretación reaccionaria de estas bondades. Cuando los jóvenes usuarios del internet, ponderan los modelos extranjerizantes como los más idoneos para la identificación de sus expectativas. Cuando expresan su vergüenza por nuestras tradiciones y el sustrato fuertemente índigena que las subyace, perdemos ante el mundo. Así, el internet puede volverse una sombría aldea de extraviados, como la historia aquella de los que andan buscando su sombra. Por eso, de aquí para allá y de allá para acá, así se vale, con un solo signo, el de la tolerancia y el respeto, el del gusto y la alegría.